En nuestro Modelo de Análisis se sostiene que los conflictos están configurados por las narrativas que elaboran los sujetos sobre los mismos. El análisis de las narrativas está presente en distintas etapas, como parte de un proceso relacional que permite una comprensión más cabal del conflicto.

El conversar como vehículo para la transformación de la cultura
El modelo estratégico opera en el nivel de la conciencia intelectual, lo que implica reducir al mínimo la intuición como instrumento operativo. Por ello es, en toda su magnitud, un proceso movilizado por técnicas que se pueden aprender y aplicar y a las que el modelo denomina recursos.
Ya hemos visto que el dominio de las Narrativas, en cuanto hace al sistema Análisis y Gestión Estratégica de Conflictos, aparece en dos oportunidades: la primera, durante el eje Deconstrucción del Conflicto y la segunda durante el eje Reconstrucción de la Relación. Ello, sin embargo, no significa que estos recursos no se utilicen durante la etapa de la Co-construcción, pero sí que se ponen en funciones durante los dos primeros ejes, respectivamente; es que no se puede realizar una división tajante entre las tres fases por la naturaleza dinámica del proceso. Por ello la superposición entre sí de los óvalos en la representación gráfica de la estructura del sistema:

De modo que, si bien todos forman parte de un mismo proceso íntimamente relacionado, se presentan así para facilitar la comprensión, distinguiendo entre aquellos que favorecen al desarrollo de las cuestiones, de aquellos cuya función es más específica para realizar intervenciones destinadas a la legitimación de los sujetos, a la alteración de las pautas de interacción y la creación de la interdependencia de las acciones en el proceso de contar.
De nuevo en torno al modelo
Como ya hemos puntualizado en oportunidades anteriores, el modelo estratégico se construye a partir de dominios del conocimiento que constituyen Nuevos Paradigmas de la Ciencia.
Ello implica que participa de las Paradojas y de los Dilemas del pensamiento contemporáneo, relacionados con:
- El cuestionamiento del conjunto de premisas y nociones que orientaron hasta hoy el abordaje de los conflictos.
- La necesidad de restituir el sujeto a la ciencia y la ciencia al sujeto, en el sentido de devolverle a éste la responsabilidad sobre la producción científica.
- La necesidad de pensar modelos complejos capaces de dar respuesta a la compleja conflictividad del mundo de hoy.
- La necesidad de construir modelos operativos que privilegien el diálogo como instrumento operativo.
- La necesidad de contar con una noción de sujeto que se aparte de la mera observación de fenómenos para constituirse en co-constructor de nuevos significados. Esto tiene relevancia especialmente en el rol del sujeto operador que está inmerso en un medio que forzosamente se tiene que modificar porque de lo contrario las percepciones seguirán haciendo comportar de la misma manera al conflicto. Aquí es relevante puntualizar que la forma básica de modificación de un sistema es incorporándole nueva información.
Análisis de la estructura del discurso
La información básica proviene del sistema mismo. Y si tenemos en cuenta el principio que el modelo sostiene en el sentido que los conflictos no están en los hechos sino en las historias que cuenta la gente, concluimos que el proceso es un proceso en el discurso. Es en este sentido que el modelo privilegia los procesos conversacionales como forma de intervenir en el sistema conflicto.
Estos procesos se dan en dos niveles:
- En el nivel de los contenidos de las historias;
- En el nivel del proceso de contarlas.
Por eso, para conocer el conflicto y trabajar sobre él, lo primero que tiene que conocer el sujeto operador es tanto la estructura de las narrativas como el reconocimiento de los discursos dominantes.
¿Por qué narrativa?
Maturana sostiene que una cultura es una red de coordinaciones de emociones y acciones en el lenguaje que configura un modo particular de entrelazamiento del actuar y el emocionar de las personas que la viven. “Yo llamo conversar, aprovechando la etimología latina de esta palabra que significa dar vueltas juntos, al entrelazamiento del lenguajear y el emocionar que ocurre en el vivir humano en el lenguaje. Más aún, mantengo que todo quehacer humano ocurre en el conversar, y que todas las actividades humanas se dan como distintos sistemas de conversaciones. Es por esto que también mantengo que, en un sentido estricto, las culturas como modos de convivir humano en lo que hace lo humano que es el entrelazamiento del lenguajear y el emocionar, son redes de conversaciones. Y es también por esto mismo que mantengo que las distintas culturas como distintos modos de convivencia humana, son distintas redes de conversaciones, y que una cultura se transforma en otra cuando cambia la red de conversaciones que la constituye y define”¹.
¹Maturana, H., “Ontología del Conversar”, Revista Terapia Psicológica, Año VII, Nro. 10 (1988): pp.15-23, Santiago, Chile.
Recomendaciones
- Humberto Maturana: “Ontología del Conversar”, Revista Terapia Psicológica.
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