Tercerazgos

Tercerazgos: el rol de Rusia en el conflicto entre las repúblicas de Armenia y Azerbaiyán

En este artículo, Ezequiel Luppi repasa el rol del gobierno ruso en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, valiéndose de los recursos del Sistema de Gestión y Análisis del Conflicto, para comprender la función que ocupa un tercer sujeto en un conflicto.

Por Ezequiel Luppi

Abogado, miembro del equipo docente coordinado por el Dr. Rubén Calcaterra, que tiene a su cargo una de las comisiones de la materia “El sistema conflicto” que se dicta en el Ciclo Profesional Orientado de la Carrera de Abogacía de la UBA.

Ezequiel Luppi

El debilitamiento de Rusia, producto de la invasión a Ucrania, ha generado el resurgimiento de diversos conflictos que hasta este momento se encontraban en estado latente en virtud del papel que este país desempeña, o desempeñaba, en ellos.

El objetivo de este breve artículo es determinar, en los términos del Sistema de Gestión y Administración de Conflictos elaborado por el Dr. Calcaterra, la posición que ocupa la Federación Rusa dentro de uno de estos conflictos: la disputa que llevan adelante las repúblicas de Armenia y Azerbaiyán.

Contexto

El enfrentamiento entre los mencionados países se remota a lo lejos en el tiempo y no es mi intención hacer un repaso histórico completo sobre su desarrollo, sino simplemente detenerme en los últimos acontecimientos y extraer de allí algunas conclusiones.

Armenia y Azerbaiyán se disputan la región conocida como Nagorno Karabaj o Republica de Artsaj, región que se ubica entre ambos países y que se encuentra mayormente poblada por armenios. El anteúltimo eslabón de los eventos ligados a este complejo conflicto es un alto al fuego alcanzado en 1994, impulsado por Rusia, quien posteriormente debió desplegar fuerzas militares en la zona para reforzar su cumplimiento.

Este alto al fuego, otorgó cierta autonomía a la región en disputa beneficiando a Armenia, que en ese sentido cuenta con el apoyo de Rusia. Ahora bien, en estos últimos días, producto del desgaste del ejército ruso generado por la guerra en Ucrania, este conflicto recuperó vitalidad, con ambas naciones amenazando con ir a la guerra.

Lo que resulta importante destacar aquí es que, a pesar del prolongado alto el fuego, el conflicto se mantuvo prácticamente en las mismas condiciones que antes de su imposición, ya que se registraron algunos combates en el 2016 y el 2020, y que actualmente pasa por un complejo proceso de escalada. Es decir, el conflicto no fue debidamente administrado mientras el intercambio de conductas conflictuales se encontraba pausado.

El rol de Rusia en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán

En el marco del Sistema de Administración y Gestión de Conflictos se ha generado una terminología propia con valor pragmático para todos aquellos sujetos que de alguna manera forman parte de un conflicto.

Este proceso de clasificación de sujetos podría resultar simple cuando hablamos de los actores principales de una disputa determinada, pero se complejiza cuando debemos clasificar a los sujetos que no participan de la expresión bipolar de un conflicto.

Entonces ¿Qué posición ocupa Rusia, desde el punto de vista del Sistema de Gestión y Administración de Conflictos, en el enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiyán?

Rusia logró un alto el fuego favorable a Armenia, se podría decir que “pacificó” la zona, y sostuvo esta situación mediante el uso de la fuerza, sin avanzar más allá en la solución de los problemas entre ambos países. Estas características nos permiten hacer algunas distinciones.

Si bien Rusia en principio aparece como un aliado de Armenia, esto no se adecúa correctamente a la terminología elaborada en el Sistema de Administración y Gestión de Conflictos, por cuanto un tercero aliado es aquel que se identifica con las metas u objetivos de uno de los bandos al extremo de sumarse a la expresión bipolar del conflicto. Rusia no se comporta de esa manera, no se identifica totalmente con los objetivos de los armenios, al menos no al punto de implotar en el conflicto de la forma descripta. De ser ese el caso, Rusia debería pelear la guerra completamente del lado de Armenia.

Podemos afirmar que tampoco actuó como un sujeto operador del conflicto, a pesar de que puede presentarse como tal debido a que mediante su gestión se llegó a un necesario alto al fuego. Sin embargo, el hecho de que no se avanzara en un verdadero proceso de pacificación de la zona, hace imposible que se la adjudique ese lugar porque, en definitiva, no gestionó el conflicto.

Tal vez podríamos ubicar a Rusia como un tercero protector, por cuanto protege de alguna forma los intereses de Armenia, mientras mantiene una necesaria paz en una importante zona fronteriza, pero una vez más, la falta de esfuerzos por avanzar hacia una solución definitiva del conflicto haría un poco difícil aplicarle esta clasificación.

Por último, el hecho reiteradamente mencionado de que Rusia no intentara resolver realmente los problemas entre estos países, podría darle el lugar de tercero beneficiario, es decir, un sujeto que de alguna forma encuentra un beneficio en el conflicto, debido a que una verdadera paz y estabilidad en la región podría generarle dificultades a futuro. Todo ello por cuanto, a medida que la soberanía de los mencionados países se asiente, y dejen de percibir la asistencia de Rusia como necesaria, podrían buscar distintos alineamientos internacionales.

La utilidad práctica del mencionado análisis radica en la posibilidad de prever la manera en que estos terceros se relacionarán con el conflicto, pudiendo de esta forma gestionar todo el fenómeno con mayores posibilidades de éxito.

En este caso, asignarle a Rusia el rol de tercero beneficiario, permite comprender, no solo el renacer de este conflicto, sino también la posible actitud rusa para el futuro, que podría orientarse a prolongar el alto el fuego, manteniendo su presencia militar, pero sin avanzar en resolver la cuestión, de esta forma, conservaría, por el momento, a Armenia como un aliado.

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